domingo, septiembre 23, 2007

Divagaciones

Como apóstol caminero, y adorador del santísimo hormigón, vuelvo al sendero de la Caminología con mis más profundos pensamientos. Oh Señor Pocopoderoso, oh Señor que todo lo ve pero nada oye, vuelvo a ti como la oveja descarriada que vuelve al rebaño.

Desde mi exilio caminero he podido profundizar en tus NO escrituras, y en aquellas palabras que NO pronunciaste, y me surgieron mis dudas y temores que todo mortal tiene en algún momento de su insignificante vida.

Así pues y basandome en Tus enseñanzas, le pregunte al apóstol Señor M: ¿Qué sería de mi vida sin mi? Es una pregunta que entraña mucha dificultad, y que tardaré en dilucidar y responder el resto de mi mortal vida.


La Caminología sigue viva, yo estoy vivo, y eso es prueba suficiente.